Los diezmos. Algunas de las preguntas más inquietantes respecto al tema.
Realizar un estudio bíblico sobre la temática de los diezmos es un gran desafío ya que las dudas que surgen alrededor podrían generar desencuentros. Por eso con la voluntad de aclarar confusiones abordaré las preguntas que considero más pertinente sobre este tema:
¿Dios pide diezmos o es una invención de las personas para aprovecharse de
los demás?
Tener susceptibilidad respecto a este tema es normal ya que
vivimos en una sociedad donde la injusticia es una constante, cada día se puede ver
en las noticias el daño que la gente hace a cambio de conseguir algo de dinero:
Estafas, robos, violencia y abundancia de promesas vacías; por tanto, es de esperarse, que se produzca desconfianza en nuestro interior respecto a dar nuestro dinero a una
causa que promete un bien mayor.
En este sentido, veamos qué dice La Biblia al respecto.
¿Dios pide diezmos?, ¿sí?, ¿no? ¿Y si lo hace por qué lo hace? Confío en el
hecho de que acudir a La Biblia en busca de respuestas nos permitirá llegar a
tener una comprensión más profunda del carácter Dios y así saber en quien
podemos confiar.
En el libro de Números Cap. 31:28, dice así:
“De lo que le pertenece al ejército de Israel entreguen primero la
porción del botín que le
corresponde al Señor”
El contexto de este verso nos sitúa en el Antiguo Testamento
(AT), el ejército de Israel había marchado por mandato de Dios hacia la guerra
de la cual resultó vencedor y recaudó un gran botín. Luego, los generales decidieron realizar un censo con el fin de obtener un dato preciso de cuántas bajas había en sus filas. Terminado el censo, los israelitas notaron que ni uno de sus
compañeros había muerto, eso significaba que además de ganar la guerra y
recaudar riquezas, no hubo bajas. ¿Cómo fue posible algo así?
Pues la respuesta más evidente es que Dios había participado
en esta batalla realizando un milagro, por esta vez ni una madre lloraría la
muerte de su hijo, ni una esposa la de su esposo, ni un hijo la perdida de
papá. Por lo tanto, Dios le habla a su ejército antes de que entren en la ciudad: de todas las riquezas que ganaron en la batalla quiero que me den lo
que me corresponde.
Con el fin de comprender mejor porqué Dios dice que le corresponde una
parte de las ganancias, veamos la siguiente ilustración: Pensemos en una
empresa; para que una empresa funcione es necesario que todos los involucrados
trabajen en la búsqueda de alcanzar objetivos y con ello ganancias, del mismo
modo, Dios trabaja con su pueblo en la expansión de su Reino como si fuera una
empresa donde cada uno cumple una función necesaria para lograr los objetivos planteados y
cuando estos se consiguen, el ingreso o la ganancia le corresponde a todo el equipo, ya que
todos trabajaron en colaboración.
El ejército de Israel había pasado por alto el trabajo que hizo el Señor, por lo que fue Dios mismo quien
tuvo que pedir su parte de las ganancias. En nuestro día a día puede pasar algo
similar, todos tenemos objetivos que consciente o inconscientemente tratamos de
alcanzar y a veces logramos nuestras metas con éxito, por lo cual, podríamos
decir que el triunfo alcanzado es gracias a nuestro esfuerzo y en consecuencia
la recompensa es solamente nuestra.
Sin embargo, es posible que como parte del pueblo de
Dios no estemos considerando que la mano de Jehová ha estado en las situaciones
que nos permitieron alcanzar metas, ya sea brindándonos oportunidades, salud,
puertas abiertas, favor con las personas, educación, capacidad, recursos y
dirigiendo ciertas circunstancias que definitivamente nosotros no podemos
controlar.
Por un momento, meditemos en el amor de Dios que nos
acompaña por la mañana proveyéndonos vida para disfrutar una vez más del sol,
transcurre el día y su Espíritu Santo trabaja en y con nosotros colaborándonos
en nuestro desarrollo, y al final
del día, gracias a Él, podemos descansar con la esperanza de que mañana
nuevamente tendremos su aliento de vida y esto muchas veces sin merecerlo.
Si realizamos esta reflexión, comprenderemos con facilidad que a Dios le corresponde una parte de lo obtenido, pues sin su intervención no hubiéramos conseguido nada. Entonces, ¿Dios le pide diezmos a su pueblo? Sí, ¿por qué lo hace? Porque al ser parte del equipo, le corresponde una parte de las ganancias.
Analicemos otro concepto, en el versículo 28 del capítulo 31
de Números se usa la palabra “tributo”.
“Y apartarás para Jehová el tributo”.
¿Qué es un tributo? En el ámbito económico, el tributo es
entendido como un aporte que hacen los ciudadanos al estado para que éste lo
administre y distribuya de acuerdo a las necesidades de la población.
En nuestros días, a eso llamamos impuestos. Por ejemplo: cuando
compramos algo en un supermercado y nos entregan un recibo, si lo leemos
podremos ver que pagamos un pequeño impuesto por cada compra, ese aporte va al
gobierno y el mismo lo distribuye para construir carreteras, alcantarillado,
hospitales, escuelas, etc. Al menos eso es lo que se espera...
En Levítico 27:30-32 dice así:
la décima parte de los productos de la tierra, ya sea grano de los
campos o frutos de los árboles, le pertenece al Señor y debe ser apartada, es
santa para el Señor.
Vemos en este versículo, que Dios pide el diezmo o también
llamado tributo a su pueblo ya que como Rey le pertenece esa porción y será El quien distribuya esos recursos acorde a sus prioridades.
¿Dónde creen que destina Dios una parte de esos
recursos? En la biblia se puede notar
que Dios tiene interés en un ministerio específico: el Ministerio de la Reconciliación. Así como los gobiernos tienen un Ministerio
de Comunicación, de Obras públicas, Deportes, en el reino de Dios existe el
ministerio de la reconciliación y este es una prioridad Dios.
¿Ministerio de la reconciliación? ¿Y eso qué es?
Es la iniciativa que Dios toma para reconciliar la relación
rota entre Él y su pueblo. Un ejemplo de ello en el AT era el diseño del
tabernáculo.
¿Acaso la relación entre Dios y su pueblo estaba mal? Pues
sí, a causa del pecado Dios estaba enemistado con el ser humano. Era gracias a
los sacrificios que se realizan en el tabernáculo que esta relación se
restauraba. Por consiguiente, el ministerio de la reconciliación necesitaba
gente dedicada a trabajar en el mismo, así como también recursos económicos
para que funcione constantemente.
Recibe el dinero del rescate y úsalo para cuidar el tabernáculo. Éxodo
30:16
En estos tiempos ya no hay un tabernáculo y no es necesario
sacrificar más animales, puesto que Jesús fue el sacrificio definitivo, pero es
preciso que la buena noticia de la obra de Jesús se expanda por toda la tierra.
Así que, actualmente cualquier iniciativa que busque que el Reino de Dios se
expanda conforme a su voluntad es parte del ministerio de la reconciliación. Con esto me refiero al trabajo que
se realizan en las iglesias, fundaciones, organizaciones, pastores,
evangelistas, maestros, apóstoles, profetas, escritores, ujieres, músicos, etc.
En conclusión, Dios pide el diezmo porque le pertenece y lo
distribuye para el desarrollo del ministerio de la reconciliación. Será de suma importancia para todo seguidor de Cristo comprender que
Dios considera una prioridad el ministerio
de la reconciliación. Por consiguiente, es fundamental que existan personas
llamadas a dedicarse al mismo y/o recursos que apoyen su desarrollo.
Existe un concepto más que es necesario abordar. Las
primicias.
El pueblo de Israel sembraba durante todo el año y a fin de
mismo cosechaba, de todo lo recogido se separaba el mejor fruto para ser
entregado a Dios, quien recibía esta primicia como una forma de adoración, “un olor grato al Señor”.
Deuteronomio 26:10 dice:
10 Y ahora, he
aquí he traído las primicias del fruto de la tierra que me diste, oh Jehová. Y
lo dejarás delante de Jehová tu Dios, y adorarás delante de Jehová tu Dios.
El pueblo de Israel bajo el yugo egipcio no poseía nada. El padre era esclavo y también su hijo, fueron generaciones oprimidas y abusadas, pero Dios los sacó de ahí, los libertó y les entregó una tierra donde fluía “leche y miel”. Así que, entregar las primicias era una forma de agradecimiento y ADORACIÓN porque comprendían que todo lo que poseían era por provisión de Dios.
Hasta este punto, hemos avanzado bastante, un pequeño repaso nos refrescara la memoria:
- En primer lugar, Dios pide diezmos porque le corresponde puesto que está involucrado en las actividades de sus hijos;
- en segundo lugar, Él es quien gobierna y vela por su pueblo, por lo tanto, el diezmo le pertenece;
- en tercer lugar, el ministerio de la reconciliación debe estar funcionando constantemente
- y, en cuarto lugar, el diezmo es una forma agradecer y adorar a Dios.
¿Qué dice en el nuevo testamento?
Algunos podrían argumentar
que en el Nuevo Testamento (NT) gracias al sacrificio de Jesús ya no hay ley,
por lo tanto, ya no es necesario diezmar, a eso puedo responder citando al apóstol
Pablo en Romanos 12-1: así que hermanos
os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos en
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios que es vuestro culto racional. Este
pasaje del NT nos señala que ahora se trata de entregarnos completamente
a Dios, no un 10% si no un 100%, típico de Jesús, poner la vara más alta.
En el AT. Dios pedía
porque le correspondía, en el NT. 1 Corintios 3:9 señala: “nosotros somos colaboradores de Dios”. Pablo se reconoce a sí mismo
como alguien que trabaja en equipo con Dios, la idea de empresa donde todos
tienen una función se repite, por lo tanto, los discípulos, los creyentes, la
iglesia, trabajamos en conjunto con Dios.
En el AT afirmamos que
su pueblo le pertenece y Él lo gobierna, en el NT. 1 Corintios indica:
“porque habéis sido comprados por precio
glorificad pues a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu los cuales son
de Dios”, es decir que al ser sus hijos somo su propiedad.
En el AT Dios
destinaba levitas y sacerdotes a trabajar en el tabernáculo como parte del ministerio
de la reconciliación. En el NT. Efesios 4.11 expresa: “él mismo constituye a unos apóstoles y a otros profetas y a otros evangelistas
y a otros pastores y maestros”. Dios nuevamente llama personas a trabajar
en el ministerio.
En Lucas 10.7
cuando Jesús envía a sus discípulos les dice: “id y posad en la misma casa donde han evangelizado comiendo y bebiendo
lo que os dieren porque el obrero es digno de su salario”. Cuando habla de salario
se refiere a la recompensa merecida por cumplir el propósito que Dios les ha
dado, por eso dice, cuando lleguen a esa casa coman y beban porque les
corresponde, se lo han ganado.
En otra ocasión
Jesús se dirige a los fariseos diciéndoles “Uds.
hipócritas porque diezman la menta el eneldo, el comino, y habéis dejado lo
más importante, la justicia, la misericordia, la fe, esto es necesario hacer
sin dejar de hacer lo otro”. Aquí Jesús indica que es necesario ocuparse de
dar en lo espiritual (justicia, misericordia, fe) sin descuidar lo material.
Los
siguientes versículos del NT para resolver las dudas restantes:
-
Corintios
9:13- 14, “no sabéis que los que trabajan
en las cosas sagradas, comen del templo y los que sirven al altar, del altar
participan, así también ordenó el Señor a los que anuncian el Evangelio que
vivan del Evangelio”.
-
Gálatas 6:6
dice: “los que reciben enseñanza de la
Palabra de Dios, deberían proveer a las necesidades de sus maestros,
compartiendo todas las cosas buenas con ellos”.
-
1 Timoteo
5:17: “los ancianos que cumplen bien
su función, deberían ser respetados y bien remunerados, en particular los que
trabajan en esmero en la predicación como en la enseñanza”.
Casos excepcionales
Queda claro que el
tema de los diezmos es bíblico y pertinente, aun así, será necesario mencionar
algunos casos excepcionales. En 1 Corintios 9:13-14. Pablo narra una historia
en la que los corintios querían diezmar con la intención de que Pablo se ponga del
partido político de turno, es decir, querían comprar el voto del apóstol con su
diezmo.
A razón de eso Pablo
decide rechazar ese diezmo porque el mismo era un intento de transacción. Por
lo tanto, será indispensable tener discernimiento al momento de diezmar, ¿por
qué lo hacemos? ¿queremos obtener algo a cambio, estamos tratando de hacer una
transacción con Dios? Si ese fuera el caso, recuerden lo que paso con el aporte
de los corintios, fue rechazado.
¿Dios se enoja si no diezmamos?
En Malaquías 3:10:12
dice: “Volvéis a mí y yo volveré a
vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. pues vosotros me sabéis robar y decís
en qué te hemos robado, en vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con
maldición, porque vosotros la nación y todos me habéis robado”.
El contexto de este
pasaje, se refiere a cuando el pueblo de Israel había regresado del exilio en
Babilonia a Jerusalén y se encuentra con su cuidad destruida y sumida en la
escasez, en consecuencia, los israelitas deciden priorizar la construcción de sus casas y dejar de diezmar para el templo, frente a
eso el profeta Malaquías los exhorta, como respuesta el pueblo decide aportar aquello
que les sobraba, sus corderitos defectuosos, el cojo, el ciego, aquel que no se
puede vender.
Ante eso, Dios reacciona
con molestia, al punto que le dice a su pueblo, ¡me estáis robando! Y además los desafía exclamando: “Trae todos los diezmos al alfolí y haya
alimento en mi casa. Probadme, dice Jehová de los ejércitos, si no, abriré las
ventanas de los cielos y derramare sobre vosotros bendición hasta que
sobreabunde”.
Atención que cuando
dice “las ventanas del cielo”, se usa la misma frase que se utilizó para
anunciar el diluvio. Se abrieron las ventanas del cielo, y cayo tanta agua que
inundó toda la tierra. “Probadme que haya
alimento en mi casa, dice Jehová. Si acaso no abriré las ventanas del cielo, y
derramaré sobre vosotros bendición, hasta que sobreabunde”.
Resulta interesante
que los Israelitas que estaban en profunda escasez, cuando más trataban de
agarrarse de sus recursos, más les faltaba. Pero aquellos que decidían confiar
en Dios, con ese poco que daban empezaban a prosperar. Efecto de confiar en
Dios, Él bendice, claramente expresa el verso, “Dios honra a quienes le honran”.
¿Has visto
situaciones así, o te ha pasado a ti? Estando en crisis nos agarramos de lo que
le corresponde al Señor y la situación no mejora, al contrario, empeora. Pero
cuando decidimos confiar en Dios comenzamos a prosperar y no hablo del ámbito
económico solamente, notaran que aquellos que confían en Dios les cambian el semblante,
se llenan de gozo, vigor y vida.
¿Si Dios es dueño del oro y de la plata, por qué pide dinero?
Respecto a esta
duda permíteme dar mi opinión. Resulta que la codicia, ambición y el
individualismo es un rasgo predominante de nuestra naturaleza humana, gran
mayoría de la población vela por sus intereses y necesidades personales, haciendo
a un lado las penurias de los demás. En cambio, Dios enseña que como sus hijos
no somos seres aislados, sino que formamos parte de una gran comunidad, que, basada
en el amor, funciona apoyándose unos a otros, priorizando el establecimiento del reino
de Dios en la tierra.
El siguiente
ejemplo podría expresar más claramente esta idea: Hace poco escuche la filosofía
de una empresa alemana dedicada a sembrar árboles: “nosotros no sembramos
árboles para ganar dinero, nosotros ganamos dinero para sembrar más árboles”.
Resulta que el dinero no es un fin en sí mismo si no una herramienta para
alcanzar el bien de su propósito y de la comunidad.
Pasa algo similar
con el Reino de Dios, los recursos que obtenemos no deberían ser la causa por
la que despertamos cada mañana, sino un instrumento para la promoción y expansión
del Reino de Dios. Jesús nos enseñó que los Hijos de Dios estamos comprometidos
con promover e invertir en aquello que permanece confiando en que ÉL suplirá todas
nuestras necesidades.
En conclusión, después
de haber respondido algunas de las dudas más inquietantes, ¿qué tal si ahora yo
les hago algunas preguntas?
- ¿Es parte de tus objetivos expandir el Reino de Dios?
- ¿De todas las actividades que realizas a diario, ¿cuáles específicamente son para promover el Reino de Dios?
- ¿Cuándo obtienes recursos, tienes en cuenta apoyar al ministerio de la reconciliación?
- Finalmente, ahora que comprendes mejor el tema de los diezmos, ¿con qué actitud diezmas?
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Gracias por estas reflexiones. Muy buenos argumentos.
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